Son las 5:00 de la mañana de un domingo 15 de diciembre del 2019. Suena mi despertador y ni siquiera se me ocurre aplazar la alarma. Me visto con ropa abrigada de colores tierra y zapatos cómodos. En mi mochila llevo mis binoculares, mi cámara de fotos, mi botella reusable llena de agua y algunos sándwiches para más tarde. Es un domingo de diciembre un poco brumoso y frío. Todos los participantes nos reunimos en el punto de encuentro, luego nos dirigimos al Cañón del Río San Pedro donde empezará el 6to Conteo Navideño de Aves de Quito correspondiente a la Ruta 8. Somos tres personas, Erika a quién conocimos el día anterior en el INABIO durante la charla de apertura, Daniel quien es nuestro líder de ruta y yo. Estoy ansiosa por empezar y sumergirme en esta aventura.
A las 6:00 de la mañana, una vez en el cañón inicio mi lista de aves utilizando la aplicación llamada “e-Bird”, allí registro datos importantes como fecha de inicio, hora, ubicación, clima y altura. ¡Me siento toda una científica ciudadana contribuyendo con mi granito de arena a esta causa! Debo registrar a los individuos de cada especie de ave observada con una gran responsabilidad, ya que con los datos que recopilemos durante este censo, científicos ecuatorianos estudiarán a las poblaciones de aves urbanas de la ciudad de Quito.
Erika y yo, iniciando el conteo en el Cañón del Río San Pedro - Foto por: Daniel Arias. |
Un coro matutino nos da la bienvenida y nuestro líder de ruta, Daniel, se apresura a identificar a cada uno de los miembros de esta sinfonía alada. Existe un sonido especial producido por un ave que se escucha tan cercano que empezamos a mirar detalladamente cada arbusto, sin poder encontrarlo. Mientras lo seguimos buscando, Daniel nos muestra en su celular una imagen muy clara del ave que estamos escuchando. La imagen proviene de la aplicación gratuita llamada “Merlin” donde además de existir varias fotografías de esta especie también nos permite escuchar una grabación de su canto. Al hacerlo el ave responde inmediatamente. Siento que pronto vamos a poder verla. Esperamos unos segundos más y nuestra paciencia tiene su recompensa: entre arbustos y casi al nivel del suelo vemos salir al Matorralero Cejigrís (Arremon assimilis). No es necesario sacar mis binoculares, el ave está tan cerca que puedo distinguir sus colores y formas a simple vista. Se parece a un gorrión, tiene una garganta blanca, cejas grises y alas color verde oliva. Es realmente inspirador, estamos completamente conectados con la naturaleza y sorprendidos observando cada detalle de esta hermosa ave.
App Merlin en acción - Foto por: Jennifer Romero. |
Nos despedimos de nuestro primer registro. Seguimos caminando por el cañón, y observamos otras especies de aves como: gallinazos, gorriones, mirlos, colibríes “guerreros” (solo pasaban peleando con sus adversarios), un precioso vaquero brilloso, dos tangaras pechicanelas, las cuales me roban el aliento, son muy hermosas. La lista continua entre pájaros brujos, pirangas rojas y un colaespina de Azara. ¡Guau! Esto es maravilloso.
Quinde Herrero (Colibri coruscans) - Foto por: Jennifer Romero. |
Alrededor de las 9:00 de la mañana siento que el tiempo no ha pasado. Es hora de recibir la visita de una participante muy especial, mi sobrina Isabella. Ella tiene apenas 6 años, de hecho, es el día de su cumpleaños y qué mejor regalo que una pajareada urbana con su tía aventurera. Isabella rápidamente se une a nuestro equipo y con la ayuda de un telescopio empieza a observar en detalle a un llamativo Quilico (Falco sparverius). Le pido que me describa en voz alta lo que ella ve: “tamaño parecido a un mirlo, con pico grueso y garras largas” me dice. El ejercicio de describir con la voz al ave que uno ve hace que sea más fácil recordar y conectar con el ave. Luego hicimos lo mismo con una torcaza y un mirlo. Isabella sonríe y disfruta cada segundo, a pesar del sol intenso, está decidida a encontrar más aves.
Posteriormente nos dirigimos al Reservorio de Guangopolo, un humedal artificial de casi 8 hectáreas de superficie. Allí nos reciben varias especies de patos, golondrinas y muchos pinzones sabaneros azafranados (Sicalis flaveola). Podríamos quedarnos aquí todo el día, es un sitio especial ya que en los últimos años se ha convertido en un refugio para muchas aves residentes e incluso varias especies migratorias las cuales viajan miles de kilómetros desde EE. UU. y Canadá para evitar el frío invierno boreal. Por estas razones es importante que este sitio sea conservado y cuidado. Es hora del almuerzo, recargamos energías, nos despedimos de Erika e Isabella con la promesa de organizar muy pronto una nueva pajareada juntas.
Anade Cariblanco (Anas bahamensis) - Foto por: Jennifer Romero. |
Daniel, Isabella,yo y Erika observando patos en el Reservorio de Guangopolo - Foto por: Daniel Arias. |
Siendo las 3:00 de la tarde, continuamos con el recorrido, nuestra última parada fue el Parque Metropolitano de La Armenia, entre rayos, truenos y pasos apresurados a causa de una tormenta, fuimos en búsqueda del Carpintero Serrano (Colaptes rivolii). Inicialmente escuchamos a lo lejos su canto, luego lo vimos volar lejanamente, lo perdimos un momento y al fin lo vimos perchado en lo alto de una rama de un viejo pino. Lo vimos exactamente como lo imaginaba: con su peculiar toc-toc subiendo por los troncos de los árboles. Lo observamos durante algunos segundos hasta que la naturaleza con una lluvia torrencial dio por terminado este censo de aves. El hermoso color carmesí de su dorso quedará impreso para siempre en nuestras mentes.
Carpintero Serrano (Colaptes rivolii) - Foto por: Francesco Veronesi. |
Una vez terminado el censo llenamos las hojas de registro de especies que serán entregadas al día siguiente a los organizadores de este evento. Los resultados finales serán publicados en el mes de febrero del 2020.
El censo navideño ha finalizado, pero las ganas de seguir pajareando apenas comienzan; esta es la entrada a un nuevo mundo, donde los cantos, los colores y las formas diversas de las aves se entrelazan con sonrisas, nuevos amigos y nuevas rutas por conocer y descubrir.
El censo navideño ha finalizado, pero las ganas de seguir pajareando apenas comienzan; esta es la entrada a un nuevo mundo, donde los cantos, los colores y las formas diversas de las aves se entrelazan con sonrisas, nuevos amigos y nuevas rutas por conocer y descubrir.
Hermosa experiencia!! Gracias Jenny y Daniel!! Tenemos pendiente la pajareada para los peques! Saludos!
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