lunes, 23 de julio de 2018

Aves mágicas


Los colibríes o quindes son las aves favoritas de cada turista extranjero que visita Ecuador. Es imposible no enamorarse de estas aves ¨casi sobrenaturales¨, como las nombró Fernando Ortiz, biólogo pionero ecuatoriano. Ortiz también sugirió renombrar a América como ¨La Tierra del Colibrí¨ o ¨Colibria¨ pues consideró América un nombre equivocado, mientras que  Colibria  ¨conmemoraría a un rasgo único de América, no compartido con ningún otro continente: solo aquí se dan estas avecitas minúsculas, vivaces, brillantes, vertiginosas y poéticas¨. Colibríes están presentes en prácticamente todo el continente, desde el frío Canadá y Alaska hasta las islas Juan Fernández, a 700 km de la costa de Chile. Además, cada tribu americana tiene un nombre nativo para estas aves: quinde (kinti) en Quichua, guanumbi en Guaraní, huitzitzil en Nahuatl, entre otros.

¿Ya has leído el libro ´Los Colibríes, Historia natural de unas aves casi sobrenaturales´ de F. Ortiz Crespo? Lo recomiendo para todos interesados en estas maravillas aladas. A continuación te cuento lo más interesante sobre los quindes.

El mundo de los colibríes

Sabías que:

1) Los colibríes, a pesar de ser pequeñitos, viven un tiempo considerable. Un individuo de la especie Colibrí Gorgirrubí (Archilochus colubris) vivió seis años y tres meses y un individuo de Colibrí Coliancho (Selasphorus platycerus) hasta siete años y un mes. Lamentablemente a causa de la falta de estudios para determinar su longevidad, aún se desconoce la edad máxima de muchas especies de colibríes.

2) Especies que viven en ambientes fríos, como el Estrellita ecuatoriana (Oreotrochilus chimborazo), bajan durante la noche su metabolismo, su temperatura corporal, el consumo de oxígeno y el consiguiente gasto energético. Este proceso se llama torpor o letargo. De este modo, si un colibrí no ha comido suficiente durante el día, podrá sobrevivir la noche. 

3) Los quindes no tienen preferencia innata para el color rojo, aun si la mayoría de las flores que visitan son rojas. Aprenden rápido a asociar un color con una fuente de alimento en una zona, y consecuentemente tienden a preferir ese color.

4) Los colibríes no solo obtienen carbohidratos (glúcidos) del néctar, también lo hacen de otras fuentes. En Norteamérica se ha visto colibríes tomando savia de árboles desde agujeros perforados por pájaros carpinteros. Otros registros reportaron colibríes tomando jugo de uvas o de excreciones azucaradas de insectos Homópteros (cigarras, pulgones y cochinillas). 

5) Algunas especies de colibríes forman leks: agrupaciones de machos con territorios individuales pequeños adyacentes donde ¨cantan¨ (no es el típico canto de un paseriforme pero sonidos chirriantes) y ejecutan comportamientos rituales para atraer y competir por hembras. Los ermitaños como el Phaethornis superciliosus son especies con estos comportamientos de exhibición sexual.

6) ¡Es difícil de creer, pero estas aves minúsculas también migran! La especie Colibrí de Allen (Selasphorus sasin) se desplaza desde el norte de Estados Unidos y Canadá hasta California y México, una distancia de aproximadamente 4320 km. Esto representaría que un humano volase hasta la Luna. Increíble, ¿no?
En Ecuador no hay migratorios de largas distancias, pero sí hay registros de especies que migran desde altitudes bajas a altas, o vice versa, en busca de alimentos. Ejemplos son el Zamarrito Pechinegro (Eriocnemis nigrivestis) y el Estrellita Esmeraldeña (Chaetocercus berlepschi), dos especies endémicas y raras. 

Colibríes en Quito

En todo Ecuador existen 133 especies de colibríes. En Quito, en el Conteo Navideño del 2017, fueron registradas 14 especies. A continuación te presentaré las más comunes e interesantes de nuestra ciudad.

El quinde más común en Quito es Colibri coruscans o Quinde Herrero, nombre que recibe por su llamado metálico que parece el de un herrero golpeando metal. Es una especie muy territorial. He monitoreado algunos nidos de esta especie en Quito y alrededores. Es muy versátil: construye sus nidos incluso en puertas de departamentos y calefones. Para construir su nido usa fibras vegetales, flores secas, plumas, musgo, pelos y fibras sintéticas y de arañas. Pone dos hermosos huevos blancos y los pichones se quedan un poco más de tres semanas en el nido. Cuando salen del nido, la madre sigue alimentando a sus bebés por unas 2 semanas más.

Quinde Herrero descansando










Herrero defendiendo su territorio
Foto: Julie Watson












Otro colibrí común en Quito es el Quinde Colilarga (Lesbia victoriae). El macho tiene una hermosa cola larga y en la hembra es más corta. Esta especie produce sonidos mecánicos utilizando sus alas y cola. Es bastante común en parques y especialmente en el Jardín Botánico. No es territorial como el Herrero.

Quinde Colilarga hembra









Macho Colilarga
Foto: Daniel Arias










El Colibrí Picoespada (Ensifera ensifera) es una joya que puedes apreciar en Quito. Es el único colibrí cuyo pico es más largo que su cuerpo. Su flores favoritas son la del Taxo silvestre (Passiflora sp.) y del Guanto (Brugmansia/Datura sp.), sí, justamente esa que te hace volar como un colibrí....Se la puede observar en Yanacocha, Hacienda Rumiloma y de vez en cuando aparece en otros lados.

Colibrí Picoespada










En vuelo
Foto: Daniel Arias









El Colibrí Gigante (Patagona gigas) es uno de mis favoritos. Cuando lo vi volar por primera vez pensé que era una tórtola por su tamaño y lento batir de alas (solamente 15 batidos por segundo). Y ahora, después de observarlo tantas veces, aún me emociono al verlo volando con sus alas de hada. Su cuerpo grande contrasta con su llamado, un delicado ¨píp¨. Lo puedes encontrar en áreas secas como el valle de Guayllabamba, Tambo Cóndor en la vía al Antisana, pero también en medio de la ciudad, en el barrio Orquídeas y Jardín del Valle. Su flor favorita es la del Penco.

Colibrí Gigante tomando su flor favorita
Foto: Héctor Cadena




Colibrí Gigante
Foto: Julie Watson













En el otro extremo de tamaño está el Estrellita Ventriblanca (Chaetocercus mulsant), un ave enana que también se la puede ver en Quito, especialmente en el valle de Tumbaco. Días atrás, observando aves en una quinta en Tumbaco, vi volar una criatura tan chiquita que primero pensé en algún tipo de insecto. Luego de observarla por unos minutos me di cuenta que era un Estrellita Ventriblanca!  Se llama también ¨Quinde bunga¨ porque su vuelo es como el de un abejorro: su batido alar es el más rápido conocido (80 veces por segundo). Este vuelo zumbido podría ser para confundir a los colibríes más grandes y así evitar la competencia y agresión.

Estrellita Ventriblanca hembra










Ventriblanca macho
Foto: Julie Watson












Disfrutar de colibríes en jardín o balcón

Muchas personas disfrutan de ver colibríes cerca en su jardín, para ello lo mejor es plantar flores nativas llamativas que atraen a los quindes. Ejemplos son el Chocho silvestre y Bomareas; si no las encuentras también sirven las Aretes (Fuchsia sp.). Si no puedes poner plantas, compra un bebedero, pero esto requiere también de gran responsabilidad de cuidado. Para el agua azucarada mezclas una parte de azúcar con cuatro de agua, lo pones a hervir por un rato hasta que se disuelva el azúcar, luego a enfriar y poner en el bebedero. Es primordial limpiar el bebedero con frecuencia, cada 3-4 días. ¡No vas a querer enfermar a los colibríes!

Si es en la naturaleza o en tu jardín o patio, hay muchas formas de disfrutar de estas aves tan especiales, ¡casi sobrenaturales!


jueves, 5 de julio de 2018

Resumen charla de junio Carles Barriocanal


Por Maartje Musschenga y Héctor Cadena

Carles Barriocanal, profesor de la Universidad de Barcelona, después de un terrible retraso por parte de TAME, llegó al INABIO el jueves pasado. Su vuelo desde el Coca, debía llegar ya a la una de la tarde, pero se retrasó el vuelo sin dar información detallada a los pasajeros. La charla planificada para las 18h00 recién pudo darse inicio a las 19h30. Carles venía de una investigación en el Parque Nacional Yasuní y se dio espacio en su apretada agenda para compartir con Aves Quito sus conocimientos.
 Mientras esperábamos a Carles, Fernanda Salazar nos participaba de sus fotografías e información sobre Antisanilla y sus habitantes alados. 

A continuación Carles dio una charla muy interesante y animada, ¡todos los asistentes estuvimos contentos de haberlo esperado!
El tema de la charla central fue ¨El Anillamiento: Técnica de conocimiento de la biología y la distribución de las aves más allá del estudio de la migración. ¿Qué hemos aprendido en el sur de Europa?¨
 
Foto cortesía del INABIO

Primero nos contó las generalidades de la técnica de anillamiento. Capturar aves y colocarles anillos metálicos, tiene muchas ventajas, por ejemplo: podemos anotar datos sobre el ave como sexo, edad, peso, cantidad de grasa (estado migratorio), información biométrica y estado físico. Si recapturamos al ave, podemos hacer un seguimiento de esos datos. Además, podemos estudiar aves en momentos en que son difíciles de observar, como en la migración o el periodo pos-reproductor (tiempo de muda). 

Con el método de anillamiento se puede conocer la ruta de migración de una especie, lo que es esencial para su conservación. Sin embargo hay mucho más que se ha descubierto mediante este método. Carles ha hecho muchas investigaciones en el desierto de Zágora en Marruecos, donde pasan las aves en su migración entre Europa y África, ahí descubrió que las aves no vuelan día y noche durante la migración, pero que vuelan en la noche, se esconden y descansan durante el día. 

Otro descubrimiento fue que especies del mismo género difieren en sus estrategias migratorias; por ejemplo hay especies que evitan el Mar Mediterráneo y lo cruzan por Gibraltar, el punto más estrecho entre los dos continentes. Otras no lo evitan y lo cruzan sin problemas. 

En los últimos años, efectos del cambio climático se muestran en los datos de anillamiento y recaptura. Parece que ahora las aves migran menos: no toda la población viaja o las distancias ahora son más cortas, porque ya no es tan necesario´escapar´ de un ambiente extremamente frío y sin alimento. Carles también contó que algunas especies son capturadas menos en las redes y otras más.

Las Islas Baleares, en el Mar Mediterráneo, son un lugar de descanso para aves migratorias en su ruta Europa-África. Durante 23 años científicos han recolectado datos ahí. Esos revelan que en los últimos años, durante la primavera, algunas especies de aves están llegando en una fecha más temprana a las islas. Esto es porque la primavera se está adelantando en muchos lugares, como España, debido al cambio climático.

Si la primavera se adelanta, el pico en disponibilidad de orugas también se adelanta. Este periodo es vital para los progenitores que deben alimentar a sus pichones. Si estas aves no llegan a tiempo, deben criar sus pichones cuando el pico en disponibilidad haya pasado. Viendo los datos, parece que algunas especies ya se están adaptando y están llegando más temprano a Europa. Sin embargo, algunas especies aún no lo hacen y si no logran adaptarse, podrían disminuir sus poblaciones en el futuro, esto es un ejemplo de micro evolución.

Gansos de nieve iniciando su viaje al sur

Finalmente Carles mencionó que Ecuador está en la ruta de dos grandes migraciones: de norte a sur (boreal), y de sur a norte (austral) y que ahí hay muchas cosas interesantes para estudiar. Además, nos animó a formar grupos de anillamiento e investigar el fascinante mundo de las aves y sus migraciones.

Después de escuchar la charla, se evidencia la necesidad de una organización rectora para el anillamiento como lo es en Europa ¨Euring¨. Ya es hora que las entidades gubernamentales como el Ministerio del Ambiente (MAE) y la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) tomen cartas en el asunto y formen una oficina de anillamiento en Ecuador, que estimule, regule y coordine el anillamiento como herramienta indispensable para generar más conocimiento y con ello una conservación de las aves más eficiente.